El interés es una de las principales fuentes de ingresos en el mundo financiero. Es el porcentaje que se aplica sobre el capital inicial que se presta o se deposita y, por tanto, el factor determinante de cuánto dinero ganamos o perdemos con una operación financiera. En términos generales, existen dos tipos de interés: el interés simple y el interés compuesto. En este artículo, explicaremos ambos conceptos, sus principales diferencias y cómo calcularlos.
El interés simple es aquel que se calcula únicamente sobre el capital inicial o principal. Es decir, que en cada periodo de tiempo (días, semanas, meses, años) se aplica el mismo porcentaje de interés sobre el capital original. Por ejemplo, si invertimos $1.000 a un interés simple del 5% anual durante 2 años, el interés obtenido sería de:
Como se puede observar, el interés obtenido es siempre el mismo durante todo el tiempo que dura la operación financiera.
El interés compuesto, por su parte, es aquel que se va sumando al capital inicial en cada periodo de tiempo. Es decir, que al final de cada periodo se calcula el interés sobre el capital inicial más el interés acumulado de los periodos anteriores. De esta manera, el interés obtenido en cada periodo aumenta progresivamente. Por ejemplo, si seguimos con el ejemplo anterior y en lugar de aplicar un interés simple del 5%, aplicamos un interés compuesto del 5%, el cálculo sería el siguiente:
Como se puede observar, en este caso el interés obtenido es mayor que en el caso del interés simple, ya que el interés del segundo año se calcula sobre el capital inicial más los intereses acumulados durante el primer año. De esta manera, el capital inicial va creciendo cada año gracias al interés generado.
Existen diferentes fórmulas para calcular tanto el interés simple como el interés compuesto. A continuación, se muestran las principales:
La fórmula para calcular el interés simple es la siguiente:
I = P x r x t
Donde:
Por ejemplo, si queremos calcular el interés de un préstamo de $5.000 a un interés del 10% anual durante 3 años, la fórmula a utilizar sería:
I = $5.000 x 0,10 x 3 = $1.500
Por lo tanto, el interés generado sería de $1.500 durante los 3 años que dura el préstamo.
La fórmula para calcular el interés compuesto es la siguiente:
V = P x (1+r)^t
Donde:
Por ejemplo, si queremos calcular el valor final de una inversión de $10.000 a un interés compuesto del 8% anual durante 5 años, la fórmula a utilizar sería:
V = $10.000 x (1+0,08)^5 = $14.693,28
Por lo tanto, el valor final obtenido después de los 5 años sería de $14.693,28.
Como se ha explicado anteriormente, la principal diferencia entre el interés simple y el compuesto es el modo en que se calcula el interés. En el interés simple, el interés se aplica únicamente sobre el capital inicial, mientras que en el interés compuesto se va sumando al capital inicial en cada periodo de tiempo.
Otra diferencia relevante es el beneficio obtenido con cada tipo de interés. En el interés simple, el beneficio obtenido es siempre el mismo a lo largo del tiempo que dura la operación financiera. En cambio, en el interés compuesto, el beneficio obtenido aumenta progresivamente, ya que el capital inicial va creciendo gracias al interés generado.
En términos generales, podemos decir que el interés compuesto es más beneficioso que el interés simple, ya que permite obtener un mayor beneficio con el tiempo. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que depende de la tasa de interés y del tiempo durante el cual se realiza la operación financiera.
El interés es uno de los principales conceptos en el mundo financiero y conocer las diferencias entre el interés simple y el interés compuesto puede ayudarnos a tomar mejores decisiones a la hora de invertir o de solicitar un préstamo. En cualquier caso, es importante tener en cuenta la tasa de interés, el tiempo y el capital inicial para poder calcular correctamente el interés generado y tomar una decisión adecuada.