Una de las claves para tener una buena salud financiera es la gestión de nuestras cuentas bancarias. En este sentido, la cuenta corriente es una herramienta fundamental para controlar nuestros gastos e ingresos. Pero, ¿cómo podemos aprovechar al máximo esta herramienta? En este artículo, te explicaremos cómo puedes usar una cuenta corriente para controlar tus finanzas.
Antes de empezar, es importante que tengamos claro qué es una cuenta corriente. Se trata de una cuenta bancaria que nos permite realizar operaciones financieras cotidianas como ingresos, retiros, transferencias, pagos de facturas, entre otros. La cuenta corriente funciona como una especie de caja de ahorro que nos permite tener un mayor control de nuestros ingresos y gastos.
La primera ventaja que nos ofrece una cuenta corriente es la posibilidad de conocer en tiempo real nuestros movimientos financieros. Hoy en día, la mayoría de los bancos nos permiten acceder a nuestra cuenta corriente a través de Internet o de una aplicación móvil. De esta manera, podemos conocer al momento nuestros ingresos y gastos, lo que nos permite hacer un seguimiento preciso de nuestras finanzas.
Una vez que tenemos acceso a nuestra cuenta corriente, podemos empezar a utilizarla para controlar nuestros gastos e ingresos. Una de las claves para conseguirlo es la planificación. Lo primero que debemos hacer es establecer un presupuesto mensual que incluya todos nuestros ingresos y gastos. En este presupuesto, debemos tener en cuenta las facturas recurrentes (alquiler, luz, agua, gas), las compras de alimentos y otros productos de primera necesidad, el ocio y los gastos imprevistos.
Una vez que tenemos nuestro presupuesto mensual, debemos ir registrando todos nuestros movimientos financieros en nuestra cuenta corriente. Para ello, podemos utilizar una herramienta muy sencilla como el estado de cuenta bancario. En este estado de cuenta, podemos ver todos nuestros movimientos financieros de forma detallada: los ingresos, los gastos, las comisiones bancarias, etc.
Otra ventaja de la cuenta corriente es que nos permite tener un mayor control sobre nuestras compras. En este sentido, debemos tener en cuenta que la mayoría de las cuentas corrientes están asociadas a una tarjeta de débito o de crédito. Por lo tanto, cada vez que realicemos una compra con nuestra tarjeta, ésta quedará registrada en nuestra cuenta corriente. De esta manera, podemos saber en todo momento cuánto hemos gastado, en qué hemos gastado y cuánto nos queda para gastar.
Por último, la cuenta corriente nos permite ahorrar dinero. Para ello, debemos utilizar una estrategia muy sencilla: automatizar los ahorros. Es decir, podemos programar una transferencia automática de nuestra cuenta corriente a una cuenta de ahorro cada vez que recibamos un ingreso. De esta manera, conseguiremos ahorrar una parte de nuestros ingresos sin tener que hacer un esfuerzo extra.
Como hemos visto, la cuenta corriente es una herramienta fundamental para controlar nuestras finanzas. Nos permite conocer en tiempo real nuestros movimientos financieros, planificar nuestros gastos e ingresos, tener un mayor control sobre nuestras compras y ahorrar dinero. Por lo tanto, si todavía no tienes una cuenta corriente, te recomendamos que la solicites cuanto antes para que puedas empezar a disfrutar de todas sus ventajas.